Sabías...

A modo de bienvenida les dejo el significado de mi nombre y los invito a sumarse con sus textos, cuadros, música y cualquier creación que nos permita enriquecer el alma


Omar


Nombre Masculino de origen Árabe: Que tiene larga vida.

Caracteristicas : Es racional, estable y usa su sentido común para resolver todas las situaciones

que se le presentan. Es generoso y amable con los demás.

Amor : Es leal y detallista con su pareja cuando quiere de verdad.

martes, 18 de octubre de 2011

La Era de la Comunicación II

Memoria Histórica en el cambio generacional
Es uno de los elementos que no se tienen en cuenta cuando se evalúa el comportamiento y la actitud, más que la aptitud, de los jóvenes en su relación laboral. El mensaje que trasmiten, directa e indirectamente, está totalmente relacionado con los hechos vividos por sus padres y sus abuelos.

En Argentina, hasta una década atrás se hablaba de empresarios ricos con empresas pobres o quebradas. Las consecuencias de esas decisiones empresarias, aún cuando en algunas de ellas se han corregido parcialmente y fue y es otra la relación con los empleados, tienen una fuerte impronta en la valoración de los jóvenes.

A esto hay que agregarle un marcado déficit en la formación y su notoria distancia con las necesidades actuales, lo cual conlleva a generar serias barreras a la hora de buscar trabajo ya que los avances tecnológicos imponen requerimientos que muy pocos logran con mucho esfuerzo y con escasas propuestas educativas, especialmente desde el Estado. Cabe mencionar que, en nuestra región, este último aspecto ha tenido parches gubernamentales y un cierto apoyo de algunas empresas.

Si el conocimiento general de los jóvenes, en busca de su primer trabajo,  no alcanza con el nivel secundario, ni con el terciario y que aún con título universitario, además de capacitación en temas actitudinales, muy poco puede esperarse a la hora de plantear como objetivo un sentido de compromiso para con la empresa. También debe agregarse que, en muchos casos, el sueldo percibido no alcanza o cubre con limitaciones las necesidades básicas para formar una familia, sin mencionar a quienes deben aceptar un empleo “en negro” a sabiendas de que implica no tener protección ni expectativas de alguna cobertura cuando alcancen la edad del retiro o, como ocurre, sean descartados por ingresar en la generación de los ’40 o de los ‘50.

Hoy y desde hace una década, se agrega el contradictorio mensaje de que se “premia”, de alguna manera, a quienes no trabajan por sobre y casi desdeñando a los que lo hacen. Incluso castigándolos con impuestos retrógrados que, a nivel empresas, obligan a rechazar la posibilidad de realizar horas extras en determinados momentos pues conllevan un alto descuento por “ganancias”.

Hasta aquí el relato de lo que todos conocemos y el mensaje combinado de la memoria histórica con las vivencias actuales.

¿Qué se puede hacer para revertir esta situación?
¿Quiénes deben tener un rol protagónico para desarrollar acciones concretas?
¿Quiénes deben asumir los costos que implica?
¿Qué señales y mensajes deben brindarse para comenzar a modificar esta realidad?

Claramente deben darse pasos concretos en el ámbito educativo.
El Estado Nacional y los Estados Provinciales en primera instancia y con la mayor responsabilidad, además de requerir acompañamiento de las empresas privadas en el desarrollo del proceso: por ejemplo con pasantías y/o aportes en material y equipos de última tecnología.
La Sociedad en su conjunto, a través de las acciones mencionadas en el párrafo anterior, solventadas con el pago de los impuestos pero también con un seguimiento adecuado del destino de sus aportes.
La mejor señal que se debe y se requiere percibir es la ausencia de corrupción, no sólo en la utilización de las partidas correspondientes sino también en las comunicación adecuada y absolutamente cierta.

Seguramente se puede disentir con esta manera de ver la realidad. Sería interesante que ese disenso se base y esté fundado en datos concretos y no en dibujos convenientes para una supuesta gestión que, como ocurre desde tanos períodos gubernamentales, se repiten sin que nadie los cuestione desde los otros dos poderes en que debe estar sustentada la República, tal como marca nuestra Constitución.

Como siempre, espero comentarios.

La era de la Comunicación

El uso de las nuevas tecnologías debe ser considerado como lo que son: una herramienta
Estamos transitando una etapa de cambios importantes en dos ámbitos: tecnológico y generacional. Junto a ellos el debate interno personal, en un contexto social complejizado por la puja de intereses sectoriales y personales que no respeta ningún código de convivencia, completa un cuadro de confusión donde la comunicación emerge, una vez más, como el elemento esencial para descomprimir y reorientar hacia el camino adecuado para todos.


Todos conocemos, en mayor o menor medida, cuales son las herramientas tecnológicas y cómo evolucionan. Vale entonces mencionar y recordar como agilizan nuestras gestiones, tareas y relaciones, acortando distancias y, bien usadas, pueden generar mayor tiempo libre.

Por lo tanto, es conveniente centrar nuestra atención en cómo, para qué, de qué manera, cuándo y para qué debemos utilizarlas. Dicho esto a partir de las consecuencias que todos observamos y que van en sentido contrario al beneficio que pueden y deben darnos.

Mal uso
Cuando alguien conduce un vehículo mientras habla o escribe por celular
Cuando la persona ata su existencia a la tecnología
Cuando se descarta el encuentro personal y el intercambio social
Cuando se busca estafar, engañar o pervertir a otras personas
Cuando se ofende, injuria, agrede o se miente en pro de un beneficio personal o sectorial

Estos son solo algunos y están íntimamente ligados a nuestra esencia humana.

Si realmente pretendemos un cambio de actitud, debemos comenzar por cada uno de nosotros y tratar de hacer comprender a quienes consideramos más cercanos que este es el camino, un camino que ya transitamos y que nos llena la boca cuando nos referimos a nuestros mayores, pero que descartamos encandilados y obnubilados por un cuasi culto a lo efímero que, además, sabemos y sufrimos cada día sin reaccionar ante el tremendo grado de violencia que implica.

¿Es acaso temor a perder lo poco o muy poco que “tenemos”?
¿Cuál es el verdadero freno a expresarnos tal como somos?
Si reconocemos que vivimos mal, ¿qué debe pasar para que reaccionemos?

Hay sobrados casos de personas y familias destruidas por este entorno de violencia generalizada que, de manera sistemática repiten “pensaba que a mí no iba a tocar”.

¿Quién creemos que somos, individual o colectivamente, que no nos tiene que pasar nada, que estamos exentos de todo? Dicho esto sin desear que le pase algo a alguna persona, todo lo contrario.
Esta fragilidad de pensamiento es la consecuencia más grave de la cuasi cultura que nos invade desde los ’90.

Revertir esos conceptos es muy fácil si reconocemos las malas incidencias que tienen en nuestras vidas, pero en nuestro País parece que, en general, se ha decidido tomar y seguir los consejos del “Viejo Vizcacha”, apelando a todas las picardías con rédito inmediato (aunque sea muy pequeño) en lugar de cimentar el accionar en el esfuerzo cotidiano y en el respeto por el otro.

Si tomamos este último camino y aplicamos las herramientas tecnológicas como aliadas para alcanzar el objetivo de Comunicarnos como iguales, habremos dado un paso importante para realmente poder llamar a esta era como del “Conocimiento y la Comunicación”.

Como siempre, espero comentarios.

Podés leerlo también en  Estrategia & Negocios www.estrategiaynegocios.com.ar

jueves, 13 de octubre de 2011

El Mensaje Popular

Fase general
Son varias las formas, maneras y elementos que integran esta comunicación, complejizando aún más un proceso que, naturalmente y por nuestra propia conformación como Personas, es complejo. Para intentar analizarlo hay que ubicarlo en el actual contexto socio - cultural - político - económico y espero sintetizar el producto de mis observaciones y reflexiones, de tal manera que se transforme en un aporte para poder comprenderlo.
Por Omar Lillardo (*)

El sistema económico mundial que rige desde los ’90 ha logrado imponer conceptos que han transformado la cultura con una magnitud tal que, en general, se exhibe hoy de la manera más cruda y cruel para los seres humanos… que nunca estuvieron contemplados como tales ya que sólo se imputan como un número más.

Si bien la Solidaridad, valor fundamental en una sociedad que se precie como tal, sigue presente en el seno primario, ha dejado de tener la vigencia que nos caracterizó en la década de 1970 en nuestro País. A partir de entonces, merced  a la violencia genocida y la complicidad de muchos sectores primero - incluida la sociedad en general -, la continuidad y la concreción de los planes pensados para una sociedad diferente fue consolidada después, en la década de 1990, llevándonos a gestar una sociedad tal como la vemos ahora.

¿Qué relación tiene esta definición de contexto con el mensaje popular?
La relación es Total.
Es el comportamiento individual y colectivo, con claras muestras de prevalencia de lo individual sobre lo general, con un desprecio total por la vida personal y, por lo tanto, trasladado al ámbito social que, por esos conceptos trastocados en la cultura general - especialmente en las grandes ciudades - devienen en una violencia desmedida en todos los órdenes y en todos los niveles.

Este tipo de comportamiento es también incentivado fervorosamente desde la dirigencia en general. Se observa en casi todas las expresiones, también en general con doble discurso, enmascarando el verdadero interés que, una vez más y ya muy poco disimulado, es personal y/o sectorial, lo cual constituye un enorme aporte a ese espiralado y acelerado ámbito del mensaje de violencia, muchas veces vacío de contenido, de coherencia, alejado de verosimilitud con la realidad cotidiana y con los intereses del Pueblo.

Si esto es así, ¿por qué el Pueblo reproduce y se hace partícipe de ese tipo de mensaje y, esencialmente, de ese tipo de actitudes?
Porque ha abandonado aquella conducta de respeto por el otro / por los demás, adoptando como prioritaria aquella que le permite alguna diferencia, en el ámbito económico - social - político, sin importar los medios usados para obtenerla, dando lugar a la generación preeminente de una nueva cultura: la Ley de la Selva o la Ley del más fuerte, en el lenguaje popular: Sálvese quien Pueda.

A tal punto hemos llegado que si nos detenemos, aunque sea unos instantes, a observar el comportamiento en general y el propio en particular, dedicándole un poco más de tiempo, vamos a comprobar que estamos realmente muy mal en todo sentido. Un dato es sinónimo y confirmación de esta aseveración: el elevado consumo de ansiolíticos en nuestro País.

¿Será por eso que parecemos dormitar y no apreciar el engaño al que somos sometidos, una y otra vez, y cuyas consecuencias vamos pagando casi sin darnos cuenta?
En parte sí, pero en mucho tiene que ver con ese cambio cultural que se ha arraigado en cada uno de nosotros, aún cuando no aportemos a esa corriente, ya que al no poder modificarla dejamos que todo siga su derrotero sin pensar en las consecuencias ni a quienes afecta con mayor impacto: nuestros jóvenes y adultos mayores, además de nuestros hermanos pobres.
Una vez más expreso mi posición: una sociedad que no cuida a sus jóvenes y a sus mayores transita un camino de autodestrucción.

Lo que duele y mucho, es que no se perciba que la memoria histórica va dejando huellas imborrables en quienes dentro de poco deberán hacerse cargo de la conducción de las Instituciones. Esas Personas, probablemente y por esa condición instintiva e intuitiva natural en los seres humanos, encuentren el atajo correcto que hasta hoy no hemos sabido o no hemos podido influir para que se vea y comenzar a transitarlo para volver a ser lo que fuimos y que nunca debimos dejar de lado.

Habrá que dejar de lado esa mala costumbre de denostar a quienes intentan, al menos, dirigir el tránsito hacia esas instancias. Habrá que acompañar y cuidar a esas Personas para consolidar los liderazgos necesarios e imprescindibles para retomar el camino de la dignidad.

Otra vez, como siempre en busca de realizar un aporte por mínimo que sea, ojalá compartan esta manera de pensar y sentir. Si es así, agradecería que lo hagan llegar a las Personas que aprecian. No hay ninguna intención encubierta ni tampoco una búsqueda de reconocimiento.

A mi edad la única búsqueda es la de la tranquilidad de haber hecho lo correcto en el momento adecuado o, por  lo menos, haberlo intentado.

Como siempre, espero comentarios.

(*) Comunicador Social, Escritor, Director Asociado de Grupo Co.S.M.O.  y Co Editor de Estrategia & Negocios