Sabías...

A modo de bienvenida les dejo el significado de mi nombre y los invito a sumarse con sus textos, cuadros, música y cualquier creación que nos permita enriquecer el alma


Omar


Nombre Masculino de origen Árabe: Que tiene larga vida.

Caracteristicas : Es racional, estable y usa su sentido común para resolver todas las situaciones

que se le presentan. Es generoso y amable con los demás.

Amor : Es leal y detallista con su pareja cuando quiere de verdad.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Formas o maneras de Comunicación


¿Cuál es la forma que usamos para comunicarnos? ¿Somos realmente honestos al expresarnos?
Preguntas simples cuyas respuestas revelan el complejo entramado social donde nos relacionamos. Tan complejo es que basta con detenerse en cualquier lugar, observar a la gente, sus gestos, su manera de hablar mientras caminan, entre otras miradas, para darse cuenta de que no son (no somos) felices, aunque en algunos puntos del País hay personas que sí denotan estar bien, al margen de su realidad económica.

¿Por qué ocurre esto?
Mi teoría, desde el ámbito de la Comunicación, es que la gente, en general, dice lo que más le conviene, como un formalismo que le permite subsistir pero no deja entrever, en sus palabras, las deficiencias que el sistema social de vida en Argentina le impone.
Una vez más, reitero, desde mi humilde punto de vista, esto es hipocresía.

Esta afirmación puedo hacerla desde esa observación mencionada anteriormente, donde los gestos son muchos más elocuentes que las palabras - algo absoluta y estrictamente conectado con la Teoría y las Investigaciones de Comunicación - ya que es sabido que siempre, aunque no queramos, estamos comunicando.

Tanto en las ciudades grandes, como en las pequeñas o medianas, la gente parece estar “en otro mundo”, con gestos que asemejan a Personas que no razonan correctamente, con los ojos muy abiertos y la mirada “perdida”, a veces acompañando esa gestualidad con palabras dichas para sí mismos; casi sin prestar atención a las señales y movimientos del tránsito, muchas de ellas con el celular pegado a su oreja y hablando en voz alta…

Solo un pequeño “muestreo de detalles” que me llevan a pensar ¿qué nos pasa?, porque aunque personalmente no proceda de esa manera, prestando atención y tomándome el tiempo necesario para cada cosa, también me afecta emocional y socialmente porque no vivo en una isla desierta y vuelvo a la concepción de Comunidad o Común Unidad que nos reunió hace miles de años y que, si bien reside firme en la base social el sentido de solidaridad, parece haberse perdido el sentido común que debe unirnos para autodefendernos entre todos... ahora estoy pensando que “de nosotros mismos”.

Tan mal nos veo a todos que motiva esta opinión, con la misma intención de siempre: aportar a mejorar nuestra calidad de vida, la cual no es meramente económica y que, en estos momentos y en todo el mundo, ese aspecto, el económico, se resquebraja cada día más y que, aunque no nos demos o no queramos darnos cuenta, se encamina hacia un nuevo orden socioeconómico mundial.

Más allá de cuál sea este, no debemos perder de vista ese anclaje social que nos reunió, las cosas simples de la vida, como bien señala una canción popular, el valor de la familia (aunque hagan enormes esfuerzos por destruirla), el enorme refugio de la amistad, el valor de respetar la palabra - que es lo mismo que respetarnos cada quien como es, con nuestras virtudes y defectos – por sobre cualquier palabra escrita que sirve para ordenarnos y que no nos traicione la memoria… casi diría el viejo y querido manual de la convivencia.

De esto se habla sí, con la familia, los compañeros de trabajo y los amigos
¿Por qué no lo trasladamos a todos los ámbitos, desde la acción cotidiana, sin egoísmos que, sabemos no sirven?

Si usamos emoticones para comunicarnos desde las herramientas tecnológicas, ¿por qué no hacemos lo mismo en todo momento, mostrándonos como somos, con autenticidad?

La propuesta está hecha, ahora depende de todos. Como decía el actor en la publicidad de una cerveza: “¿lo hacemo?”

Espero comentarios

martes, 6 de septiembre de 2011

El Pueblo también tiene derecho a equivocarse…


… sin ser criticado por eso. Superar las instancias difíciles nos hace crecer
Se escuchan distintas voces y distintos conceptos “calificando” la decisión popular, como si se pudiera mensurar como un índice más del ámbito económico, sin tener en cuenta que se trata de Personas que, falibles como somos todos, pueden (podemos) también equivocarse (equivocarnos) aún con la mejor intención.

En un artículo anterior hice referencia al Mensaje Popular y que no era escuchado. Los oídos siguen sin recibir ese mensaje porque los cerebros se niegan a aceptarlo, dicho esto sin pretender ingresar en un análisis psicológico ya que no sé cómo hacerlo. Pero sí puedo hacer un análisis desde los aspectos de la Comunicación.

Debemos considerar en que marco lo hacemos. En este caso, en el contexto socioeconómico y político en el que vivimos los Argentinos, el cual tiene dos caras reflejando exactamente a la sociedad y, por lo tanto, al País que supimos construir.

De este marco se desprende claramente que la responsabilidad es de todos, para bien o para mal, aunque nunca la asumimos ni tampoco los costos que devienen de cada decisión que tomamos.

Esta actitud lleva a recordar el “mensaje” del año 1995: “yo no lo voté”, pero el entonces presidente Carlos Menem ganaba la reelección con comodidad. Hoy ocurre algo similar: es común escuchar los reclamos de la gente y una muletilla ya gastada: “no la soporto”. Sin embargo, a la hora de decidir y definir cómo seguimos, la mayoría elige la continuidad de lo que tanto dice sufrir y critica abiertamente.

Traducido: hipocresía.

Este es el error popular, el no aceptar las propias falencias como sociedad y el permitirse un doble discurso, ya que si hablamos de vivir en democracia y con libertad, cada quien tiene derecho a expresarse y ser respetado por el resto, aunque sea la única Persona que piensa de esa manera. Debemos asumir esta responsabilidad y cumplirla para, en conjunto, concretarla como práctica habitual.

Ocurre que se ha insertado, nuevamente como en la década del ’70, la falsa dicotomía que nos plantean quienes utilizan la división del Pueblo para gobernar… y lo más triste es que ese mensaje ha tenido una mayor receptividad, como entonces, en los jóvenes. Pero no son los únicos: también la adaptan el resto de los políticos, los empresarios, los dirigentes gremiales y cada Persona en forma individual de acuerdo a sus conveniencias individuales y sectoriales.

Es esta expresión una crítica a esas posiciones: No. Solo señalar un hecho de la realidad.

Pero entonces no digamos que queremos vivir en armonía, porque para concretar esta expresión de deseo debemos asumir nuestras responsabilidades y modificar nuestras actitudes en base a valores y conceptos de convivencia que, vale recordar, no es necesario importarlos de ningún otro lugar que no sea nuestro interior y recordar la enorme herencia que nos legaron nuestros ancestros.

Como decía Mariano Moreno:
“El Pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien; él debe aspirar a que nunca puedan obrar mal. Seremos respetables a las naciones extranjeras, no por riquezas, que excitarán su codicia; no por el número de tropas, que en muchos años no podrán igualar las de Europa; lo seremos solamente cuando renazcan en nosotros las virtudes de un pueblo sobrio y laborioso”.

La memoria, sin duda, deber servir para evitar cometer los mismos errores del pasado y no para impregnar nuestras vidas de sentimientos negativos que, más temprano que tarde, nos llevan a la decadencia y la autodestrucción.

La realidad cotidiana nos señala que transitamos este camino.

Para corregirla, insisto, debemos modificar, cambiar nuestras actitudes actuales por aquellas que supimos y sabemos tener. Abandonar esta apatía y desapego, como si estuviéramos viendo “tele para todos y todas”,  con que nos manejamos para pasar a tomar partido, a involucrarnos y comprometernos real y efectivamente con todo lo que nos rodea, porque hablamos de nuestras vidas y de la vida de las personas que más queremos, como así también de la vida en común unidad. De otra manera, seguiremos cometiendo errores sin solucionar nuestros temas pendientes que tanto nos afectan.

Este camino sugerido, si lo transitamos, va a permitir visualizar los cambios que nuestra actitud, individual y colectiva, provoca en el largo plazo, ya que se trata de un proceso que, dado el deterioro que nos hemos permitido construir, requiere de muchos años para poder revertirlo.

Si compartimos los mismos valores personales y sociales, si nos miramos y tratamos como iguales, si lo llevamos a la práctica como hechos naturales de comportamiento, seguramente podremos cambiarlo.

Si este es el Mensaje que surge del Pueblo, habremos comenzado a corregir nuestros propios errores o desaciertos. Será entonces la hora de expresar: quien quiera oír que oiga, aunque sería mucho mejor si participa, si participamos de un cambio social superador, de una construcción colectiva para conformar así un Mensaje en Común, para nosotros y para el Mundo.

Si el mensaje es solo la continuidad por temor a perder supuestos “beneficios”, personales o sectoriales, nada cambiará y seguiremos nuestro quejoso derrotero hasta el límite donde, aunque nos duela, deberemos cambiar si o si nuestra conducta y actitudes.

Como siempre, espero comentarios.